Para que una franquicia “Made in México” llegue a otros mercados deben cubrirse requerimientos de orden legal para que la exportación no enfrente obstáculos, asegura Juan Manuel Gallástegui.
Son cada vez más las franquicias mexicanas que se aventuran a conquistar mercados internacionales, franquicias que aprovechan condiciones de mercado de competitividad y de crecimiento económico en otras latitudes.
Muchas veces importantes franquicias mexicanas al consultarme sobre la posibilidad de exportar sus conceptos me han dicho “si México es tan grande y no he logrado presencia en todo el territorio nacional, ¿por qué debo intentar en otros mercados?”.
La respuesta es muy sencilla: continuar desarrollando el mercado nacional no impide a las franquicias exitosas bien estructuradas competir en mercados internacionales. Un ejemplo claro son las franquicias estadounidenses que desarrollan paralelamente el mercado nacional y los mercados internacionales.
Año con año crece el número de franquicias mexicanas que operan con éxito más allá de nuestras fronteras. Centro América y Colombia han resultado los mercados naturales para la internacionalización de las franquicias mexicanas, mercados que en muchos casos presentan números macro económicos favorables y en los que la economía tiene un mayor nivel de liquidez, y sobre todo, en el que muchos giros la competencia es favorable a las franquicias mexicanas.
No obstante, el que una franquicia “Made in México” llegue a otros mercados no es tan sencillo, deben cubrirse ciertos requerimientos de orden legal para que la exportación de una franquicia no enfrente obstáculos.
En primer lugar, la marca que distingue los bienes y/o servicios que comercializa la franquicia, y que como sabemos es un elemento esencial de la misma, debe estar debidamente registrada ante las autoridades marcarias del país o países en los que se pretende otorgar la franquicia.
Para esto es recomendable asesorarse de un abogado especialista en propiedad intelectual con corresponsales en el país al que la franquicia pretenda llegar. La marca deberá registrarse de preferencia también en los países vecinos.En la medida que la protección de los signos distintivos de la franquicia sea mas amplia, los posibles problemas marcarios no existirán.
Es también importante definir la estrategia de expansión que se seguirá en el país de destino de la franquicia y de esta manera elaborar el contrato de franquicia correspondiente, es decir podrá ser una franquicia maestra o se podrán otorgar franquicias individuales, y en ese sentido deberá ser el contrato.
Es recomendable que un abogado del país en el que se pretende operar la franquicia revise el contrato, a efecto de que no vaya en contra de la legislación local.
Desde luego la asesoría de un abogado local resolverá los temas relativos a la contratación de personal, pago de impuestos, vencimiento de ordenanzas, etc. Si bien es cierto que estos serán responsabilidad del franquiciatario, el franquiciante debe estar al tanto de las mismas para que en su momento pueda comprobar su debido cumplimiento.
El proceso de exportación de una franquicia mexicana implica una estrategia que no solo involucra aspectos legales, desde luego estos son muy importantes, pero también lo son aquellos relativos a la operación de la franquicia; por ejemplo, temas de asistencia técnica o proveedores.
Es importante que las franquicias mexicanas con interés en tener presencia en mercados internacionales tengan presente la importancia de la tropicalización de su concepto. Pensando en mercados latinoamericanos en donde el lenguaje, la idiosincrasia y la cultura pueden ser comunes, hay aspectos muy importantes que deben adecuarse a cada país.
Para lograrlo, recomendamos siempre que la franquicia con ánimo de trascender fronteras se asesore con un consultor con experiencia en estos procesos. No tengo duda que serán cada vez mas las franquicias mexicanas que compitan en mercados del exterior, pero para que esto resulte un éxito deberán cumplir las condiciones que aquí proponemos.