En los dos últimos años, el Sistema de Administración Tributaria ha depositado cantidades menores a las reclamadas por los contribuyentes, sin dar explicación alguna.
Las finanzas públicas de nuestro país deben estar sumamente mal, peor de lo que muchos pensamos, porque solo así se explican las múltiples maniobras que hace la Secretaría de Hacienda Crédito Público (SHCP) para quedarse indebidamente con el dinero de los contribuyentes.
Mientras que por un lado el gobierno se resiste a disminuir significativamente su gasto corriente, por el otro la dependencia hace todo tipo de malabares y triquiñuelas para arañar ingresos de donde sea, aun cuando ello implique comprometer, como comenté el mes pasado, la solvencia del Banco de México (Banxico) y, peor aún, perpetrar un robo a los ciudadanos.
Son por todos conocidos los obstáculos que cada año pone el Sistema de Administración Tributaria (SAT) para la devolución de los impuestos a las empresas y las personas.
En los últimos años, en particular los ejercicios de 2015 y 2016, ha ido bastante más lejos, al realizar lo que desde cualquier punto de vista es un vil atraco a los contribuyentes de menores ingresos.
Me refiero, en concreto, a la devolución automática de impuestos. Como se sabe, el SAT establece cada año un monto de devolución para la que no se necesita realizar un trámite adicional y que denomina “devolución automática”, que las autoridades presumen se realiza unos cuantos días después de presentar la declaración.
En principio, un contribuyente la presenta por medio electrónico, que ahora viene precargada con prácticamente toda la información necesaria y, si el saldo a favor no supera los 150,000 pesos, el programa del SAT le informa que realizará la devolución automática mediante un depósito en la cuenta bancaria del contribuyente (si el saldo a favor excede dicho monto, el contribuyente tiene que solicitar la devolución con firma electrónica a través del Formato Electrónico de Devoluciones, lo que conlleva un mayor tiempo).
Eso estaría muy bien si no fuera porque con este esquema de “devolución automática”, según la información con la que cuento para los ejercicios de 2015 y de 2016, el SAT nunca deposita de más, pero muchas veces deposita de menos.
En efecto, en estos dos últimos años el Sistema de Administración Tributaria ha estado depositando cantidades menores a las reclamadas por los contribuyentes, sin dar explicación alguna del porqué existe esa diferencia ni ofreciendo un recurso de aclaración. Estos depósitos cubren solamente entre 50 y 95% del monto reclamado, y aun cuando en algunos casos la diferencia pudiera deberse a errores en los cálculos o en las deducciones hechas por los mismos contribuyentes, en la gran mayoría de ellos se antoja, ante la ausencia de explicación oficial alguna, una consigna oficial para no regresar el monto completo.
No hay datos oficiales de las personas afectadas por esta práctica oficial, pero son muchas las anécdotas al respecto, como para ser simplemente una casualidad. La SHCP apuesta a que muchos de los contribuyentes acepten “de lo perdido lo que aparezca”, para no meterse en las complicaciones y gastos asociados con la reclamación del faltante. Las diferencias, en algunos casos pequeñas, pudieran ser cantidades relativamente importantes para el contribuyente, que en la gran mayoría de los casos son personas de ingresos medios o bajos.
No obstante, el gobierno apuesta a que los costos asociados a los trámites necesarios para recuperar el saldo pendiente harán que la persona se conforme con la cantidad depositada. Así el SAT cosecha lo que no ha sembrado para que el gobierno mantenga un gasto que, de cualquier manera, seguirá siendo insostenible. Hasta ese extremo llegan nuestras autoridades.